El 81,2 % de Sangüesa vive con preocupación las obras de Yesa

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PAMPLONA – La gran mayoría de la población de Sangüesa vive con gran preocupación el recrecimiento del embalse de Yesa. Una investigación sociológica realizada por Xabier Errea sobre la percepción del riesgo de los habitantes de la localidad sometidos al “fuego cruzado” de información y opiniones contrarias en torno a esta polémica obra concluye que el 81,2% de estas personas observa con “preocupación” las incidencias que están rodeando a estos trabajos hasta el punto de que más de la mitad los rechaza y vive con miedo.

La tendencia ideológica de los encuestados marca su posicionamiento más favorable (derecha) o contrario (izquierda) a las obras mientras que otras variables como la edad, el género o la fuente de información no son tan relevantes. La investigación, titulada La percepción del riesgo en Sangüesa respecto al embalse de Yesa, estudia los factores que condicionan la forma en que las personas, y en este caso concreto los y las habitantes de Sangüesa, hacen su particular construcción del riesgo derivado de problemas como los generados entorno al embalse de Yesa. Se enmarca en el Máster en dinámicas de cambio en las sociedades modernas avanzadas (Josetxo Beriain) del departamento de Sociología y logró una nota del 9,5. Xabier Errea, de 28 años, es sociólogo y el posgrado se lo ha dirigido Celso Sánchez.

El investigador realiza para abrir su trabajo de posgrado de 137 páginas una aproximación histórica al pantano de Yesa que se remonta a principios de siglo (con los primeros proyectos del embalse original) aunque se centra sobre todo en la última década con las obras de ampliación del pantano. El interés de Errea es sociológico y ha elegido esta obra pública por ser un buen banco de pruebas para estudiar la doble cara del propio concepto de desarrollo.

“Entiendo el caso que aquí presento como un ejemplo más de las consecuencias ambivalentes de la modernidad, donde lo que en su nombre, y en el nombre del progreso y la ciencia, se proyecta como un avance para la sociedad, al mismo tiempo se vuelve contra ella convirtiéndose en fuente de riesgo e inseguridad, y potencialmente en una fuerza destructora”, explica.

En este contexto, su punto de partida es el siguiente. “Desde que se iniciaron las obras en 2001, posiciones diferentes respecto al recrecimiento y sus consecuencias se han ido enfrentando desde que el proyecto tuviera luz verde y las obras comenzaran. Unos alertan del peligro que supone la ampliación del embalse para las poblaciones cercanas, y otros afirman que el peligro es prácticamente inexistente y que las obras son necesarias para el progreso agrícola e industrial. Posturas encontradas -añade-, todas ellas apoyan sus tesis en el conocimiento científico y en estudios realizados sobre el terreno. Esto provoca una situación de continuo enfrentamiento en el espectro del espacio público a través de los medios de comunicación, los cuales también se han convertido en agentes activos del debate, dando mayor voz a unos u otros, según y cual sea la línea editorial respecto al tema. En medio de toda esta situación se encuentra la población civil, que constantemente está recibiendo informaciones contrapuestas y contradictorias de unos y de otros, siendo por un lado alarmada y llamada a la movilización activa, y por otro tranquilizada e invitada a la despreocupación total, pues no existe motivo de alarma”, reflexiona.

MARGEN DE ERROR DEL 5% Además de la aplicación de diferentes paradigmas sociológicos sobre esta realidad, Xabier Errea aporta como materia prima con valor añadido los resultados de una encuesta de 351 individuos sobre un total de unas 4.000 personas lo que da una fiabilidad del 95%. Se trata de unos de los primeros estudios sociológicos de este calado realizado en torno a esa polémica que Xabier Errea aporta como un elemento más para el debate público y científico ya que en muchas obras públicas controvertidas, los debates sociales, políticos, científicos y comunicativos se solapan e interactúan sobre algo tan subjetivo y personal como puede ser la “percepción del riesgo”, un factor determinante (como se pudo ver en el caso de Itoiz, en el de las centrales nucleares, etc…) al que los diferentes contrincantes dirigen su mensaje con una suerte diversa hasta convertirlo en un dato objetivo.

CONCLUSIONES

Preocupación: 8 de cada 10. Al 34,2% de la población encuestada le preocupa mucho la situación actual de la presa del embalse de Yesa, al 33,6% le preocupa

bastante, al 13,4% le preocupa y al 4,6% le preocupa poco. De ello extrae que a un 85,4% le preocupa algo la situación que se ha generado en torno al embalse,

mientras que a un 14,2% no le preocupa nada.

Percepción de seguridad: Un 65% lo ve como una “amenaza” “Es muy llamativo ver cómo en la percepción del riesgo en Sangüesa respecto al embalse de Yesa, el 65,5% de los encuestados le da un nivel de seguridad bajo o ninguno a la presa, y cómo un 34,5% le da un nivel de seguridad de normal para arriba”, afirma. Cuando se les pregunta por el “riesgo actual”, un 63% ven el embalse como “una amenaza”; un 20,2% como “poco o algo” de amenaza y un 16,8% como “nada”. Un 63,2% dice sentir “miedo” por lo que oye del pantano y un 36,8% se muestran tranquilos.

Información: uno de cada tres cree que falta información. El estudio analiza el nivel de información en relación a las incidencias ocurridas en torno a las obras del recrecimiento del embalse. Un 42,2% afirma sentirse poco informado, un 34,2%

nada informados, un 20,5% informados y un 3,1% muy informados, de lo que el autor concluye que “un 76,4% se siente poco o nada informado”.

Qué hacer: uno de cada tres se iría de Sangüesa. Respecto al embalse, un 58,7% lo dejaría como estaba antes de recrecer; un 19,1% exige parar las obras; un 34,8% se muestra dispuesto a “emigrar” a otra localidad y un 16,8% no sabe que hacer. El 48% seguiría en Sangüesa.

TXUS IRIBARREN – MARIAN ZOZAYA
Fotografía: J. BERGASA
Publicado por Diario de Noticias

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